Quienes se iniciaron en esta temática en la década del ’70, no pueden menos que observar el desarrollo que han tenido las artes marciales en nuestro país y, en consecuencia, sus practicantes.
Este proceso de cambio y, a nuestro entender, de crecimiento no nos resulta gratuito. Al igual que en la evolucion de la especie humana, debemos pagar un precio por ella. Y, con frecuencia, resolver situaciones de conflicto tanto en nuestro rol de alumno como en el de docente.
Decimos que podemos advertir las consecuencias de esta evolución cuando transitamos caminos que, en algunos aspectos, parecen antagónicos.
Por citar algunos ejemplos, estos caminos van:
Desde la mística subyacente en estas disciplinas hasta los métodos mas racionales de la actividad; desde los estilos tradicionales de trabajo hasta aquellos denominados deportivos; desde aquellas antigüas enseñanzas de “tipo familiar” hasta las grandes entidades debidamente organizadas; desde los métodos “ad-honorem” de transmisión de conocimientos hasta aquellos que podrían definirse como altamente rentables; desde los conceptos filosóficos como causa natural para aprender estas artes hasta aquellos individuos que, exclusivamente, pretenden disponer únicamente de una “superioridad” en momentos de un combate; o, bien, desde danes (o thuanes) cuya graduación representa un verdadero salto en la escala personal del aprendizaje hasta aquellos que, ciertamente, parecen no dar indicios de este crecimiento.
Por supuesto, esta enumeración que deviene de la evolución podría continuar extensamente y presentarnos situaciones conflictivas con impacto al conjunto de las artes marciales y/o a cada individuo en particular.
La equívoca resolución de estos problemas son las razones que algunos utilizan para fundamentar que las artes marciales no han evolucionado. Todo lo contrario, han involucionado. Y, con ellas, la calidad de sus practicantes.
Todavía recuerdo las especiales palabras de un profesor: ...”las artes marciales ya no son lo que eran en nuestra época”.... en una clara manifestación de pérdida de valores en las mismas.
Sin embargo, todos aquellos que creemos en esta evolución, tanto de estas artes como de quienes las estudian, estamos convencidos en seguir enfrentando los desafíos que se presenten.
Prueba de ello, es la creación de este espacio: kungfuadrogue.blogspot.com.
Prueba de ello es, también, la voluntad manifiesta de todos los practicantes en nuestro kwoon de quienes, es justo reconocerlo, nos sentimos orgullosos.
Todo esto en virtud de nuestra vocación: Las Artes Marciales.
Luis y Daniel