El conocido "Kip up". Luego de varios ensayos infructuosos, Emanuel nos muestra su logro. Perseverencia y coordinación: dos elementos fundamentales para su realización.
sábado, 22 de noviembre de 2008
sábado, 15 de noviembre de 2008
FOTO: Damas, también
Damas, también. Aquí: Michelle y Yanina (amigas).
Habitualmente, no son partidarias de la lucha.
Sin embargo, el Kung-Fu brinda a señoritas y señoras la posibilidad de realizar movimientos estéticos durante el entrenamiento de formas (taolu).
Habitualmente, no son partidarias de la lucha.
Sin embargo, el Kung-Fu brinda a señoritas y señoras la posibilidad de realizar movimientos estéticos durante el entrenamiento de formas (taolu).
sábado, 8 de noviembre de 2008
OPINION: Buscando el equilibrio
Es frecuente ver que los profesores de artes marciales dediquen, conjuntamente con sus alumnos, largas horas a práctica de las Formas de manos vacías y/ó al entrenamiento de Combate. Es decir, Formas y Combate pueden ser considerados como “rutinas” en nuestras clases.
Sin embargo y conforme a mi experiencia, la mayoría de los practicantes nos planteará o se plantearán en algún momento las siguientes preguntas: ¿Es necesario hacer Formas? ¿Es necesario hacer Combate?
Estos planteos dependerán de distintos factores pero, necesariamente, estarán influenciados por la orientación que tenga cada practicante. Cada alumno podrá preguntarse o preguntarnos, exclusivamente, sobre uno de estos aspectos o, eventualmente, sobre ambos.
En términos concretos: Es probable que a aquellos que le resulte tedioso o agotador, se pregunten respecto de la necesidad de hacer Formas en tanto que aquellos que puedan sentir temor por el riesgo físico tengan un planteo respecto de la necesidad de hacer combate.
Adicionalmente, el planteo podrá ser interno o externo dependiendo del grado de relación existente entre alumnos y profesores.
Estas reflexiones me recuerdan cuando, siendo menor y con poco tiempo de práctica en estas artes, “arrastraba los pies” o “trastabillaba” mientras hacía una Forma con muy poca convicción de trabajo.
Tengo presente que, cuando hacía este tipo de preguntas, recibía respuestas que en ese momento me parecían vacías, carentes de sentido. Esas mismas respuestas que, aún hoy, muchos utilizamos tales como: “hacemos las formas porque son parte del estilo que practicamos”, “hacemos formas porque es parte de nuestra escuela”, “hacemos formas porque son parte de las artes marciales”, etc.
Finalmente, cinco años me llevaron comprender frases como las citadas. Realmente, fue mucho tiempo pero valió la pena.
Por si alguno de ustedes aún mantiene “pendientes” este tipo de interrogantes, me permito compartir mi “visión” al respecto.
Hoy las respuestas a estas preguntas me resultan simples, más claras. Ambos son igualmente necesarios: Formas y Combate. De hecho, ambos resultan complementarios en la búsqueda del equilibrio.
La Formas, por su lado, incorporan y realzan la técnica. Exaltan el trabajo energético interno y, según los casos, advertimos una exhibición estética. No solo eso. Tras ellas, existen años de historia de arte marcial y, con esa historia, la de un estilo en particular.
El Combate, por su parte, nos brinda la posibilidad de adquirir velocidad de reacción, capacidad para actuar bajo presión en el trabajo o en un accidente y, obviamente, el poder defendernos de una agresión física. Exaltan, entonces, un trabajo energético externo.
Entonces…: ¿Por qué hacemos Formas? ¿Por qué hacemos Combate?
Simplemente, porque hacemos artes marciales y no danzas artísticas ni peleas callejeras como algunos pensarían, erróneamente. Porque buscamos el equilibrio y la mejora.
Pero, especialmente, porque si comprendemos que lo que hacemos son “artes marciales” no solo vamos a encontrar el equilibrio en nuestro disciplina sino, también, en nosotros mismos.
Daniel
Sin embargo y conforme a mi experiencia, la mayoría de los practicantes nos planteará o se plantearán en algún momento las siguientes preguntas: ¿Es necesario hacer Formas? ¿Es necesario hacer Combate?
Estos planteos dependerán de distintos factores pero, necesariamente, estarán influenciados por la orientación que tenga cada practicante. Cada alumno podrá preguntarse o preguntarnos, exclusivamente, sobre uno de estos aspectos o, eventualmente, sobre ambos.
En términos concretos: Es probable que a aquellos que le resulte tedioso o agotador, se pregunten respecto de la necesidad de hacer Formas en tanto que aquellos que puedan sentir temor por el riesgo físico tengan un planteo respecto de la necesidad de hacer combate.
Adicionalmente, el planteo podrá ser interno o externo dependiendo del grado de relación existente entre alumnos y profesores.
Estas reflexiones me recuerdan cuando, siendo menor y con poco tiempo de práctica en estas artes, “arrastraba los pies” o “trastabillaba” mientras hacía una Forma con muy poca convicción de trabajo.
Tengo presente que, cuando hacía este tipo de preguntas, recibía respuestas que en ese momento me parecían vacías, carentes de sentido. Esas mismas respuestas que, aún hoy, muchos utilizamos tales como: “hacemos las formas porque son parte del estilo que practicamos”, “hacemos formas porque es parte de nuestra escuela”, “hacemos formas porque son parte de las artes marciales”, etc.
Finalmente, cinco años me llevaron comprender frases como las citadas. Realmente, fue mucho tiempo pero valió la pena.
Por si alguno de ustedes aún mantiene “pendientes” este tipo de interrogantes, me permito compartir mi “visión” al respecto.
Hoy las respuestas a estas preguntas me resultan simples, más claras. Ambos son igualmente necesarios: Formas y Combate. De hecho, ambos resultan complementarios en la búsqueda del equilibrio.
La Formas, por su lado, incorporan y realzan la técnica. Exaltan el trabajo energético interno y, según los casos, advertimos una exhibición estética. No solo eso. Tras ellas, existen años de historia de arte marcial y, con esa historia, la de un estilo en particular.
El Combate, por su parte, nos brinda la posibilidad de adquirir velocidad de reacción, capacidad para actuar bajo presión en el trabajo o en un accidente y, obviamente, el poder defendernos de una agresión física. Exaltan, entonces, un trabajo energético externo.
Entonces…: ¿Por qué hacemos Formas? ¿Por qué hacemos Combate?
Simplemente, porque hacemos artes marciales y no danzas artísticas ni peleas callejeras como algunos pensarían, erróneamente. Porque buscamos el equilibrio y la mejora.
Pero, especialmente, porque si comprendemos que lo que hacemos son “artes marciales” no solo vamos a encontrar el equilibrio en nuestro disciplina sino, también, en nosotros mismos.
Daniel
jueves, 6 de noviembre de 2008
FOTO: Lugar, tradicional
En un barrio tradicional, existe un club tradicional donde podemos realizar un "práctica deportiva tradicional".
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